Casas i Galobardes. Minusvalido haciendo de aparcacoches. ANC. 1934.
Durante la guerra, el Villa Rosa de la calle Arc del Teatre 3, fue confiscado por la UGT y convertido en la sede del Sindicato Peninsular de Inválidos. En su mayoría, personas con cojera. Los ciegos ya tenían su Sindicat de Cecs de Catalunya, con la sede social en el Passatge de la Pau 7 desde 1935.
Los inválidos españoles de la zona que se mantuvo fiel a la República, formaron dos sindicatos en 1936. El
mencionado, radicado en el local del
Villa Rosa y formando parte de la
estructura de la UGT, y el Sindicato
Único de Inválidos con sede en Alicante, afiliado a la CNT.
La tarea fundamental del sindicato de Barcelona
consistió en gestionar el acceso a un trabajo remunerado para sus afiliados.
Así, se conoce una petición al Sindicato de Comercio que acepta conseguir trabajo
para 30 de los miembros del sindicato de inválidos.
En la asamblea celebrada el 15 de noviembre de
1936, se produce un debate entre dos
sectores del sindicato. Uno, liderado por Juan Aljama propone manifestarse en
defensa de sus intereses. El otro, cuyo portavoz es Antonio Muriana, considera
que en periodo de guerra la
manifestación tendría un carácter contrarrevolucionario. Esta segunda posición es apoyada por el
presidente del sindicato, Angel Ruiz, y finalmente se rechaza la manifestación.
En junio de 1937, el sindicato de inválidos remitió
a la dirección general de Sanidad y Asistencia Social de la Generalitat a cuya
cabeza se encontraba Felix Marti Ibañez,
una petición para terminar con el ejercicio de la mendicidad por parte de
algunos inválidos. Se trataba de cubrir con inválidos las plazas de puestos subalternos de la
administración dejados vacantes por la marcha al frente de los funcionarios. La respuesta de Felix Marti no fue del agrado del sindicato, y se comprende el desencanto. Remitía Felix Marti la adopción de medidas favorables
a los inválidos al momento futuro en que la guerra se inclinara en favor de los republicanos.
No está de menos en
este punto recordar el texto que sobre ajedrez escribió Felix Marti que rescatara Cabrera Infante en su Vidas para
contarlas: : “Darle jaque mate al rey
opuesto en ajedrez equivale a castrarlo y devorarlo, haciéndose los dos uno
solo en un ritual de homosexualismo simbólico y comunión canibalística,
respondiendo así a los remanentes del complejo de Edipo infantil”. Anda, a ver
quien da más.
Lo mio, quede todo dicho,
es más envidia de Felix Marti que otra cosa. Hay fotos de Felix Marti Ibañez en
su exilio en New York, al lado de Ava Gardner.
No he conseguido
encontrar fotografías de la entrada al Villa Rosa con cartelería del sindicato. Valga
esta otra imagen del sindicato de ciegos para ilustrar el punto.
==================================================================
Un marinero mata a una
serpiente en unos almacenes de la calle Peracamps; serpiente a la que hace responsable de la desnutrición de una
niña de cría que vivía con su madre en la calle Mina, cerca de los almacenes.
El marinero no se limita a matar a la serpiente sino que acude al juzgado para denunciar a un médico que se negó a certificar que la causa de la desnutrición de la niña era que por las noches, la serpiente se llegaba hasta donde se encontraba la niña y mamaba del pecho de la madre al tiempo que colocaba la cola en la boca de la niña para que no llorase.
El marinero no se limita a matar a la serpiente sino que acude al juzgado para denunciar a un médico que se negó a certificar que la causa de la desnutrición de la niña era que por las noches, la serpiente se llegaba hasta donde se encontraba la niña y mamaba del pecho de la madre al tiempo que colocaba la cola en la boca de la niña para que no llorase.
La noticia la publica La Voz de Madrid en su edición del 23 de agosto de 1932.
En la noticia de la
Vanguardia del 29 de abril de 1937 en que se da cuenta del hecho, no aparece el
nombre del local. Un “danzing” de la calle Portal de Santa Madrona. No es hasta
el mes siguiente en que conocemos que se trata del Gambrinus y que el miliciano se llama José Farah
La Vanguardia 29 de abril de 1937
La Vanguardia 20 de mayo de 1937
No hay comentarios:
Publicar un comentario