Branguli. 1935-38. Colilleros en una calle del Distrito V (ahora Distrito I). ANC
Los colilleros fueron artesanos de una industria con una
existencia vigorosa durante decenios.
Ya desde finales del siglo XIX, la prensa menciona la presencia
en las calles de unas personas que se
dedican a recoger las colillas del suelo para confeccionar nuevas labores con el tabaco aún no consumido. Tabaco que una vez reciclado venderán por las calles y los bares.
L'Esquella de la Torratxa. nº 1789. Recogiendo la materia prima.
Un artículo del periódico El Diluvio de 4 de noviembre de 1890, relaciona todas las
fases del proceso de elaboración de los nuevos cigarrillos.
El Diluvio - 4 de noviembre de 1890.
Un procedimiento largo y complicado y que tengo la impresión
de que con el tiempo se simplificó, sobre todo para el tabaco de cigarrillos. Se
debió de eliminar la fase de fermentación y el procedimiento resumido consistió
en expurgar, secar, picar en el caso de los puros y confeccionar
nuevos cigarrillos.
Es posible que en ello, si como parece
desapareció la fase de fermentación, influyese la presión a la que los artesanos de la industria del tabaco usado eran
sometidos por la policía municipal. Los municipales respondían ante unos concejales preocupados por la higiene que a lo mejor también eran sensibles a las
presiones de los estanqueros.
Sin la necesidad de locales para la fermentación y una vez conseguida la materia prima, solo se
necesitaban unas manos hábiles y unas piernas fuertes para poner tierra por
medio si aparecía la policía. Así se les ve en las fotografías, apoyados en la pared de cualquier edificio, con una
caja donde se encuentran las colillas no tratadas, un cedazo para expurgar y
otra caja en donde colocar las labores ya confeccionadas. Elementos que se
podían recoger en un momento si se oía la voz de agua que precedía la llegada
de la policía.
No nos olvidemos del aspecto numérico. Papitu nos explica que por termino medio, con siete colillas se consigue producir un nuevo cigarrillo.
No nos olvidemos del aspecto numérico. Papitu nos explica que por termino medio, con siete colillas se consigue producir un nuevo cigarrillo.
Una noticia de El Diluvio de abril de 1936, al tiempo que
daba cuenta de la decadencia de esta actividad, relacionaba las distintas marcas que
fabricaban y vendían los colilleros: Besame,
Noches del Paralelo, Tardes de bar, Bajo el ala del gorrión, Aromas del
puerto, Velas de falucho. Demasiado lirismo en las marcas para una actividad
que consistía en secar el tabaco húmedo de las puntas de cigarrillo que se
tiraban al suelo. Más me parece un apunte sarcástico del gacetillero.
Por lo general, las
labores las compraban los bares del
distrito V y se podían conseguir directamente en la desembocadura de Arco del Teatro
con Paralelo, el enclave preferido por los colilleros para elaborar sus
productos.
Una actividad que aunque muy modesta se supone plácida, a lo sumo dos personas que disputan por una colilla en el suelo, también tuvo ocasión de entrar en la crónica de sucesos, lo que nos permite rescatar del olvido el nombre de varios colilleros.
Sucedió el 30 de julio de 1933 en la calle Arco del Teatro y lo cuenta Ahora, un periódico de Madrid.
Un colillero de 30 años del que se conoce el nombre, José Guasch Coloma, y su domicilio, Arco del Teatro 12, sin que conozcamos las causas del hecho disparó con una pistola automática a un grupo de compañeros del oficio causando heridas de bala a cinco de ellos:
-Félix Rodríguez Ruíz, herida en muslo izquierdo, de pronóstico grave.
-María Capdepadrós, herida en talón izquierdo, de pronóstico reservado.
-Vicente Ferrer Polis, 48 años, casado, herida en región tibial, pronostico grave.
-José Gonzalez Pascual, 9 años, rozadura por bala en muslo derecho, pronóstico leve.
-Eleuterio Marco Martínez, 25 años, rozadura por bala en ambos muslos, pronóstico leve.
Ahora. 30 de julio de 1933
Una actividad que aunque muy modesta se supone plácida, a lo sumo dos personas que disputan por una colilla en el suelo, también tuvo ocasión de entrar en la crónica de sucesos, lo que nos permite rescatar del olvido el nombre de varios colilleros.
Sucedió el 30 de julio de 1933 en la calle Arco del Teatro y lo cuenta Ahora, un periódico de Madrid.
Un colillero de 30 años del que se conoce el nombre, José Guasch Coloma, y su domicilio, Arco del Teatro 12, sin que conozcamos las causas del hecho disparó con una pistola automática a un grupo de compañeros del oficio causando heridas de bala a cinco de ellos:
-Félix Rodríguez Ruíz, herida en muslo izquierdo, de pronóstico grave.
-María Capdepadrós, herida en talón izquierdo, de pronóstico reservado.
-Vicente Ferrer Polis, 48 años, casado, herida en región tibial, pronostico grave.
-José Gonzalez Pascual, 9 años, rozadura por bala en muslo derecho, pronóstico leve.
-Eleuterio Marco Martínez, 25 años, rozadura por bala en ambos muslos, pronóstico leve.
Ahora. 30 de julio de 1933
La guerra supuso un problema para el abastecimiento a la población de cigarrillos y puros. Circunstancia que permitió que la industria del colillero se mantuviera y aún tomara nuevo vuelo. Hay un reportaje de la revista Ultima Hora de octubre de 1937 donde el periodista sigue a unos muchachos de corta edad que han estado recogiendo colillas del suelo del café Español hasta el lugar donde reciclan las puntas de cigarrillo, las escaleras de la calle San Bertrán.
En ese periodo, del que da fe el articulo de Ultima Hora, no se elaboran nuevos cigarrillos con el tabaco expurgado, y el tabaco de "segunda boca" se vende a granel en la calle Arco del Teatro. Esos niños vaciando las puntas de cigarrillo y desechando el papel de tabaco quemado son el primer escalafón de una industria más pujante que nunca. Tras la selección y limpieza, cambian el tabaco por unas monedas a los vendedores de Arco del Teatro. El número de estos es grande y ocupa las dos aceras de la calle hasta las Cuatro Esquinas. El tabaco se vende al mismo precio y aún más caro que el del estanco en donde se termina enseguida y obliga a que el fumador tenga que recurrir a este mercado. Como en cualquier industria, hay el vendedor al menudeo y hay quien actua como un tiburón de los negocios, comprando toda la producción del vendedor desesperado por conseguir algún dinero. Por las tardes, Arco del Teatro se llena de trabajadores del puerto en busca del tabaco de segunda mano para echarse un pitillo.
Ultima Hora. 13 de octubre de 1937.
Tras la guerra continua la industria de las puntas de cigarrillo, tal como recoge un artículo de Destino de 1950.
Destino - 4 de febrero de 1950.
http://galeriadimatges-galderich-leblansky.blogspot.com.es/2012/04/titulo-de-colillero.html
ResponderEliminarJajajaja. Muy interesante, Galderich.
ResponderEliminarA este paso volveremos a verlos...
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