Recuerdo el 23 de mayo de 1981, el día del atraco al Banco Central de Barcelona. Yo me encontraba en la Playa del Muerto de Sitges, una playa alejada del casco urbano donde te podías bañar desnudo, y alguien tenía puesta una radio a pilas que transmitió la noticia. Arremolinados los bañistas alrededor del aparato, nos fuimos enterando de lo que sucedía. A nadie le extrañó el golpe. Aquel día se cumplían tres meses del asalto al Congreso de los Diputados y todos dimos por supuesto que se trataba de una acción que surgía del mismo lugar que la anterior, impulsada por lo que entonces llamábamos caverna.
Cuando al pasar de los días se fue diluyendo la hipótesis golpista y consolidando la de que el asalto se debía a la acción de unos delincuentes comunes, entonces si me sorprendí. Asaltar un banco era una cosa de novelas. Se habían puesto de moda en Barcelona las novelas de serie negra, quizá en parte por el regalo de un tomo con dos libros, de Dashiell Hammett y de Raymond Chandler, que la Caixa hizo a sus impositores un día de Sant Jordi. Y había un relato de Hammett que se titulaba El gran atraco donde un grupo de gansters asalta un banco de San Francisco. Pero eso era en los Estados Unidos de la Gran Depresión, cuando los gansters. Nada que ver con Barcelona. Era en Estados Unidos donde había actuado Al Capone y donde la palabra delincuencia iba acompañada de otras palabras: metralletas, ajustes de cuentas a tiros, huida en coches que eran acribillados a balazos.
En ese año de 1981, yo lo desconocía
todo de la Barcelona del primer tercio del siglo pasado. Si me extrañó tanto el asalto a un banco por delincuentes salidos de la Modelo, fue porque no sabía nada de la historia de la ciudad. Y es que el
thriller hubiese tenido que ser un género barcelonés. Nos faltó
una industria cinematográfica potente, una de las majors trasladada
a Barcelona, porque historias que sirviesen de argumento al género
las tenemos a decenas.
Los gansters de los EEUU no dejaban de ser
bandas de delincuentes que hacían sus negocios a rebufo de las oportunidades que les ofrecían la ley seca y el
juego. Como muchos años después las bandas que se dedicaron al
tráfico de drogas. Pequeñas organizaciones que a lo sumo podían controlar en una ciudad alguna de las actividades ilegales. En Barcelona, el pistolerismo con los ajustes
de cuentas entre empresarios y trabajadores cuajó durante varios
decenios y movilizó a grupos con capacidad para actuar a pesar de la represión policial y del ejército. Eso desde el lado de los trabajadores, que desde el lado de la patronal, sus pistoleros tuvieron todo el apoyo económico y de los poderes de la ciudad. Y al amparo de las bandas armadas de unos y otros,
surgieron personajes que se dedicaron a todo tipo de negocios.
Desde el final de la primera guerra mundial y hasta el inicio de la
guerra civil con el paréntesis de la dictadura de Primo de Rivera.
Fue en Barcelona, no en Chicago donde se asaltó un tren cuando iba por la ciudad. No se trató de un robo de delincuentes finos como en el caso del tren de Glasgow, sino de atraco a mano armada y el ejército persiguiendo y disparando. En Barcelona, no en Chicago o en Atlantic City.
Y ya hecho el exordio, pasemos al atraco.
El 1 de septiembre de 1922, viernes, y
a las siete y media de la mañana, como todos los días laborables
salió de la estación de Francia un tren de la compañia MZA (1)
lleno de obreros de la compañia. Su destino eran los talleres de MZA
en Pueblo Nuevo. El tren estaba compuesto por una máquina y cuatro
vagones que transportaban a 150 trabajadores. En el segundo vagón,
como era usual los viernes, se colocó en la plataforma una caja
conteniendo 148.000 pta para el pago de la semanada de los
trabajadores de la compañía La caja estaba custodiada por el
pagador de la compañía y dos obreros que se encargaban de
transportarla. Los trabajadores de MZA no eran los únicos que
transportaba el tren. Personal de otras empresas subía al tren de
matute. Como para los talleres de MZA trabajaban varias empresas de
Pueblo Nuevo, se hacía la vista gorda a dicha circunstancia.
La línea de tren una vez pasado el Hospital del Mar se pegaba a la costa. En un punto del trayecto, ya sobrepasada la estación de Pueblo Nuevo y muy cerca de la Riera de Horta (la actual Rambla de Prim), el tren paraba para proceder al cambio de vías y retroceder hasta los talleres. En aquel momento, dos o tres de las personas que iban en el tren, el número varia según el testigo, sacaron pistolas y amenazaron a todos los presentes. Otras personas armadas, entre dos y cuatro, aparecieron al pie del vagón y mientras los dos que se encontraban dentro asían la caja y saltaban del tren, los que estaban fuera protegían su huida.
De un mapa de principios de siglo XX. La flecha señala el punto donde las vías de tren cruzan la antigua Riera de Horta (actual Rambla de Prim), lugar donde se paró el tren y actuaron los pistoleros.
Fue ver las pistolas y saltar los
obreros por las ventanillas del tren presas del pánico. Un grupo de unos
quince trabajadores tomó la decisión de perseguir a los que huian y
se enfrentaron con ellos a pedradas. La pedrada es el hecho
diferencial, la imagen de marca que nos dice que estamos en España.
O pedrada o garrotazo. En este caso, la pedrada. El resultado fue el
previsible dada la municion de cada grupo. Un disparo acabó con la
vida de uno de los perseguidores. Mariano Monterde, de 40 años
(aunque según el periódico que informa del robo, se le da una edad de 25 años) y residente
en la calle del Olmo, 6 (o en Arco de Cires 6, las versiones son
contradictorias) -y con la mención a Mariano Monterde recordamos a uno de los habitantes del barrio chino, la historia del cual es la razón de ser de este blog-.
Mariano Monterde. Revista Mundo Gráfico.
Los disparos alertaron a varios
soldados del cercano Camp de la Bota que acudieron con sus fusiles y
se enfrentaron a los asaltantes. El intercambio de disparos terminó con la huida de
los pistoleros que subieron a un coche escondido entre los cañaverales de la Riera de Horta, donde les esperaba un
conductor. En ese instante llegaban al lugar del tiroteo varios agentes de vigilancia que junto a los soldados dispararon contra el coche, impactando varios proyectiles en el mismo sin conseguir que parase. Uno de los atracadores quedó en el camino, muerto de dos disparos que recibió del grupo de soldados. Su nombre, Victor Quero como pronto sabrá la policía.
El grupo de soldados que se enfrentó a los salteadores. Revista Mundial.
Los asaltantes forman parte de un grupo de acción de la CNT. El dinero del atraco lo darán integro a la comisión pro presos del sindicato. El año anterior, solo en Barcelona, con un Arlegui jefe de la policía y un Martínez Anido gobernador civil, las luchas entre la patronal y el sindicato han causado más de 150 muertos. Los detenidos de la CNT son varios cientos y el sindicato prioriza el apoyo económico a las familias de los presos.
El vehículo usado en el asalto es encontrado con rapidez. Un Buick de color crema y matrícula B-6025 es fácil de localizar. En Barcelona aún hay pocos coches. Detenido el conductor el mismo día del atraco, confiesa ser el propietario del vehiculo que utiliza como taxi. El día anterior al atraco, un conocido le ofreció un servicio. Se trataba de recoger a dos personas cerca del parque de la Ciudadela a primeras horas de la mañana. Eran dos de los atracadores que una vez en el coche, lo amenazaron con pistolas y le ordenaron que fuese a la Riera de Horta. Disimulado el taxi en unos cañaverales, uno quedó vigilando al taxista mientras que el otro desaparecía. Al rato, el que ha marchado regresa con cuatro personas más, llevando entre dos una caja. Es la caja que contiene el dinero de la compañia MZA. Uno de los ladrones está herido y su sangre mancha el interior del taxi. Ignora el taxista que se ha producido un atraco y que uno de los asaltantes y uno de los trabajadores de MZA han muerto durante el mismo.
El automóvil Buick matricula B-6025. Fot. Merletti
Cruzan la ciudad zigzagueando para despistar cualquier control policial y la mayoría desciende en distintas calles del entonces distrito V. Calle de la Cera, San Clemente, Ferlandina, El taxista regresa al garaje donde suele dejar su coche y en ese momento es detenido.
El atraco por fuerza tenía que ser
donde se produjo, en una zona entre descampados, fábricas y un
destacamento militar, no en el centro de la ciudad donde se puede
desaparecer por las calles aledañas. Había por fuerza que utilizar
un vehículo para salir pitando de inmediato.
Un coche en Barcelona en el año de
1922. Hay pocos coches.
Un coche propio, de uno de los ladrones, a
las pocas horas le daría a la policía el nombre del propietario.
De robar un coche, habría de hacerse
varias horas antes del atraco, no se podia fiar el atraco del tren a
un coche robado poco antes, porque se necesita un margen de seguridad
de horas para estar seguros que se podrá contar con el vehiculo
preciso, y ese margen de tiempo hace posible que el dueño del
vehiculo ya haya puesto a la policia sobre aviso.
Solo queda la opción de un vehiculo
contratado que permite el robo sin que la matricula se encuentre en
busca y captura, sabiendo que al dejar al taxista la policia se
pondría a buscarles con la descripción que diese el conductor.
Cabía asesinar al conductor, pero hablamos de anarquistas que ponen
el producto del atraco, de un atraco que ha causado la muerte de uno
de ellos y heridas importantes a otro, a disposición del sindicato,
sin lucrarse ellos, y en principio está descartado contemplar la
opción de matar al testigo, un trabajador más. Si han disparado a Mariano Monterde causándole la muerte, es porque el empleado de MZA se ha interpuesto en su camino con la finalidad de impedir que el atraco se consumase.
¿quienes son los anarquistas que roban el tren?.
El más conocido es Ramón Recasens Miret. Leridano, miembro del sindicato de panaderos, ya ha conocido el encierro en el presidio de La Mola en Mahón donde se solía deportar a los miembros de izquierda durante los años veinte. Es el miembro del comando que sube herido al taxi, una bala le perfora el hombro izquierdo, y durante varias semanas permanecerá escondido en la barriada de Hostafranchs hasta que consigue huir a Francia. A los tres años del robo al tren, es guillotinado en un presidio de Francia por su participación en un robo en Burdeos que causa la muerte de un gendarme. Pio Baroja nos deja una semblanza de Recasens en La familia de Errotacho:
Hablé
también con uno pequeño, fuerte, rechoncho, llamado Recasens, que
vestía impermeable y llevaba gemelos a la bandolera. A Recasens le
llamaban en broma «el Mariscal» y «Bonaparte». Ramón Recasens
Miret es catalán, de un pueblo de la provincia de Lérida; aquí se
le conoce por López y por Estanislao Marquetas. Es un hombre muy
decidido, valiente, dogmatizador y definidor. A pesar de que dicen
que tiene una historia negra, es tipo amable y simpático. Le gusta
el mando y la estrategia. De aquí sus apodos del «Mariscal»,
«Bonaparte» y «Napoleón».
Del
resto, sabemos por el alegato del fiscal en los días en que se
celebró la vista del atraco, cinco años más tarde, que el
atracador muerto se llamaba Victor Quero, que cinco de los
asaltantes, incluido Recasens, lograron huir a Francia (
Francisco Cuñat, Antonio Jiménez, Manuel Ramos, Carlos Anglès y
Ramon Recasens.)
y que permanecían detenidos en la cárcel Modelo otros tres
atracadores (Antonio Mas, Marcelino Silva Vilasuso y José Frances),
asi como varias personas detenidas en calidad de encubridores.
Victor Quero, el atracador muerto por los soldados. Revista Mundo Gráfico.
La
policía de Arlegui era muy eficaz. Tanto para descubrir a los
delincuentes, la tortura obra maravillas cuando se trata de lograr
una confesión, cuanto para detener, acusar y neutralizar (y la
palabra neutralizar muchas veces encierra el asesinato de un lider
sindical) secciones sindicales incómodas para el empresario. Pronto
hubo varios detenidos que confesaron su participación y la de otros
en el asalto.
La
policía nunca consiguió recobrar el dinero robado.
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(1) MZA son las siglas de la CompañÍa de Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante, una de las grandes compañias privadas de ferrocarril que hubo en España, fruto de la alianza empresarial entre el financiero José Salamanca y los Rothschild. Desarrolló su actividad entre mediados de los años cincuenta del siglo XIX y 1941 en que fue absorvida por RENFE. Uno de sus directores generales debió de ser un tio de Kafka, Alfred Löwy, hermano de la madre de Kafka, el tio madrileño en los escritos de Kafka cuando lo nombra . En Cataluña, MZA tenía la concesión de las lineas de ferrocarril entre Tarragona, Barcelona y Francia por Portbou.
Fantástica y triste historia, paso cada día por los lugares en donde ocurrieron los hechos.
ResponderEliminarGracias por el relato.
Gracias a ti, por supuesto.
EliminarGran historia.
ResponderEliminarAntonio Jiménez fue detenido tras un atraco, también a un pagador en un tren, en la estación de Olabeaga (Bilbao).
Saludos
https://www.google.es/url?sa=t&source=web&rct=j&url=http://hemerotecadigital.bne.es/pdf.raw%3Fquery%3Dparent%253A0000757964%2Btype%253Apress%252Fpage%26name%3DLa%2BVoz%2B(Madrid).%2B31-10-1922&ved=0ahUKEwjsrs_FxITVAhUHK1AKHYRlBEc4ChAWCCQwAw&usg=AFQjCNGm0nFzeuq-rrPolD5zZzbEehexEg
ResponderEliminarMuchas gracias por la información del posterior atraco de Antonio Jiménez del que no sabía nada. Un abrazo.
Eliminarhttps://m.facebook.com/bilbaocambiao/photos/a.581546661856203.1073741826.581398708537665/1541478672529659/?type=3
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