En una ocasión, Karel Capek visitó
España y escribió unas anotaciones sobre las impresiones de su
viaje que más tarde se editaron como libro. En castellano hay una
edición de Hiperión del año 1989, con traducción del checo por
Jana Stancek y Clara Janés. Viaje a España es su título.
Aunque Capek no indica en ninguna de
las partes del libro cuando entra en España y por cuanto tiempo
permanece en nuestro pais, el hecho de que durante su estancia en Sevilla se
estuviese celebrando la Exposición Iberoamericana de 1929 acota
como fechas limite del mismo, al periodo entre el 9 de mayo de 1929 y
30 de junio de 1930; que en Sevilla contemple el regreso de las
hermandades rocieras, reduce el arco temporal al intervalo entre
finales de mayo/principios de junio de cada uno de los dos años. Y
que en su visita a Barcelona no mencione la Exposición Internacional
de Barcelona que se había clausurado a mediados de enero de 1930, me
lleva a suponer que la opción más probable para el viaje de Capek a
España fue durante los meses de mayo y junio de 1930. Con una duraciónde más de dos semanas y menos de un mes. Es la opción
por la que apostaría mi dinero si en las casas de apuestas
británicas abrieran una con las distintas posibilidades para la estancia
de Capek en España.
Si entendemos el relato de Capek como
un retrato fidedigno de su viaje donde anota lo que le interesa y en
los términos por los que le interesa –
lo que es mucho entender, que a saber si era un putero redomado y lo
que escribe en el libro forma parte de un contrato editorial para
sacar al mercado un libro de viajes para turistas del área
centroeuropea. De noche un sátiro desorejado y de día un turista de
iglesias - entra en España por Hendaya, atraviesa Castilla, se
demora en Madrid donde sobre todo se interesa por el Prado, visita
Toledo, se enamora de Sevilla y de las sevillanas, recorre la ciudad,
ve una corrida de toros, se divierte en la Exposición
Iberoamericana, dibuja lo que ve, y en tren abandona Andalucia y sube
por la costa hasta Barcelona.
En Barcelona, Karel Capek es conocido,
al menos en los ámbitos culturales. Dos años antes se ha
representado su obra R.U.R (Robots Universales Rossum, una distopia
futurista que lanza una nueva palabra al mundo, Robot) en el teatro
Romea, con traducción de Carles Soldevila, y han sido frecuentes
las notas de prensa analizando la obra y al autor.
La Vanguardia - 28 de enero de 1928.
La Vanguardia - 11 de marzo de 1928
Arthur Perucho hace la siguiente valoración de Karel en un Mirador del año 1931.
No aparece el viaje de Capek en la
prensa, no hay indicaciones de que se supiese de la estancia en
Barcelona del autor dramático, no encuentro datos de que se
viese con nadie. Quizá no haya más sino que viajó como turista y como
turista anotó las cosas que le sorprendieron y admiraron. O hay dos
viajes, el que hizo y el que escribió. Escribió sobre el Tibidabo,
Montserrat, la Sagrada Familia, un partido de pelota vasca... y el
barrio chino y la clase obrera. Apuntes limitados a unas pocas
frases. Y a unos pocos dibujos. Son esos dibujos de un bar de
camareras del barrio chino y de la imagen de unos obreros amenazantes
la razón principal de esta entrada.
En lo que escribe, no aparece un autor
que juegue al malditismo como Bataille. La visión del barrio chino es
desapasionada y trasluce desagrado. Dice lo siguiente: “y el
puerto, sucio y ruidoso como todos los puertos, cercado de una hilera
de bares, antros de baile y pequeños teatros que al anochecer emiten
música y lazos de seducción, luces de colores, y que ofrece una
curiosa población de estibadores, marineros, pordioseros, mujeres
alegres, camorristas y ratas de puerto, un embrollo peor que el de
Marsella, un agujero más sospechoso que el de Limehouse, el
vertedero donde tierra y mar echan su espuma sucia".
Dibujo de Karel Capek que ilustra el texto. Un bar de camareras lleno de marineros. No se aparta el ambiente que retrata Capek del que poco más tarde, en 1933, encontraron los marineros de la flota francesa de Toulon desembarcados en Barcelona en el transcurso de unas maniobras por el Mediterráneo. Cualquiera diría que la señorita de la derecha intenta seducir al marinero usando como arma la intensidad de los efluvios que debe de desprender ese matorral que tiene en el sobaco.
Esta fotografía y la anterior de la visita de la marinería francesa al barrio chino en 1933.
No deja de reparar Capek en la presencia del movimiento obrero en Barcelona:
Y los barrios obreros, donde se ven
puños cerrados en los bolsillos y las miradas fanáticas y
provocadoras (¡Dios santo, lo de aquí ya no es el puebo
despreocupado de Triana; el que asome la nariz verá que huele a
chamusquina!). Por la noche, las sombras se trasladan al centro de la
ciudad; en los pies llevan “espardillos” y en la cintura fajas
rojas; un pitillo encendido pegado al labio y una gorra calada hasta
los ojos. Son sólo sombras, pero al mirar atrás resulta que es un
grupo. Un grupo de ojos fijos y penetrantes.
Dibujo de Capek
[…] Mientras tanto Barcelona brilla
con todas sus luces y se divierte casi febrilmente; los teatros
empiezan un poco antes de medianoche; a las dos de la madrugada se
llenan los bares y las salas de baile; grupos silenciosos, con el
ceño fruncido, están inmoviles en las Ramblas y en los paseos, y de
pronto, sin hacer ruido, desaparecen a hurtadillas cuando emergen por
una esquina los guardias a caballo, igualmente en silencio y con el
ceño fruncido, pertrechados de fusiles a punto sobre la silla.
Dibujo de Capek
No hay más. Quedan sus impresiones del Tibidabo, de Montserrat, de la Sagrada Familia, de un partido de pelota vasca en Barcelona, y su regreso a Praga.
Eres insuperable Josep, me quedo boqui-abierta al leer tus post.
ResponderEliminarCon tu permiso los comparto todos, son únicos, como tú.
Un fuerte abrazo maestro.
Siempre me pones muy contento, Mª Trinidad. Beso fuerte
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