En el número 7 de la calle Unión se levanta ahora un edificio de factura reciente sin mayor
interés. Se construyó sobre un solar
que hasta 1969 albergó
otro edificio que por sí solo ha sido un compendio de las características y de la historia que asociamos con el Barrio Chino. Un microcosmos que repetía y ampliaba el macrocosmos de los barrios bajos. El 13, Rue del Percebe del barrio chino de las primeras décadas del siglo XX.
En los bajos y el sótano del edificio estuvo el Café
Concierto Barcelonés, también llamado Café La Unión y Alcázar Español. En La Vida de Manolo de Josep Pla se menciona
el lugar: “En otras épocas fue muy
bonito. Su propietario era el Mero. A la entrada tenía un local grande, vacío,
sin mesas, al fondo se veía una puertecilla que daba a una especie de
vestíbulo. Detrás, bajando unos peldaños, se llegaba al café que estaba en un
cielo raso y algunos días tenía una claraboya que daba un aire espectral y vago
al calor de nicotina de pipa que tenía el local.
Era el café
cantante típico, con galerías colgantes, frecuentado por aragoneses que todavía
llevaban el pañuelo en la cabeza, por estudiantes gandules, golfos de piano de
manubrio con las camisetas a rayas blancas y azules y su catadura de monos y
gentes del hampa y del bronce. La estrella de la casa era la Trini, una mujer
alta y gorda, de caderas apretadas, muy descarada con un peinado de cuatro
pisos. La Trini cantaba con una insolencia provocativa”.
¡¡¡¡Aragoneses que todavía llevaban el pañuelo en la
cabeza!!!! Esto es fantástico.
Cuenta Sergio Vila San Juan en su libro Una heredera de
Barcelona de un episodio que vivió uno
de sus abuelos en su condición de
abogado y en donde intervino una cantante del Alcazar Español de nombre
artístico Maria Nilo. La tal artista fue secuestrada por tres desaprensivos que
la condujeron a un hotel con la intención de estrangularla y quedarse con las
joyas que Sebastiana Togores Gomila, que
a los efectos administrativos así se
llamaba la cantante, llevaba siempre encima. Se conoce que los tres delincuentes no eran
personas bragadas y en el intento de terminar con la vida de Sebastiana,
hicieron tanto ruido que alertaron al
personal del hotel que consiguió liberar con vida a la cantante.
María Nilo con el criminalísta Vila San Juan (Mundo Gráfico - 28 de enero de 1920)
En el camino de la
sala de espectáculos hacia la nada, en ese vuelo rasante siempre a punto de tropezar con el suelo y
que se compone de una suma números
musicales interpretados por chicas que
cantaban con estilo regular, a las que
se perdonaba su pobre voz porque lucían unos senos de escándalo, de ser
lugar de alterne donde confluía el
mundo de la burguesía y el de las
chicas bonitas del proletariado catalán, con lances de pequeña delincuencia y
matonismo, el mayor hito del Alcazar
consiste en haber visto debutar a una joven Raquel Meller. Ya es mucho, pero creo que es el único.
El Alcazar Español dependía para sobrevivir de los ingresos
que obtenía del juego. El vaivén de los sucesivos gobernadores civiles, unos tolerando el juego, otros prohibiéndolo,
otros aceptando un porcentaje de los ingresos que se conseguía por tal motivo,
terminaron por causar el cierre del
local que a temporadas intentó subsistir mediante su conversión en una sala de
cine. Cerró definitivamente en 1925.
Años más tarde, el local se transformó en un cine, el cine
Broadway al que alguna crónica califica de cine de ínfima categoría. El
Broadway cambió su nombre por el de cine Unión en 1941. El 3 de octubre de 1969, unas obras en el
cine provocan el hundimiento de parte
del edificio. Murieron nueve personas y otras siete resultaron heridas.
Casas i Galobardes. Rambla del Centro ANC. Se ve el letrero que anuncia el cine Broadway a la entrada de la calle Unión. Por el título de la película la imagen ha de estar fechada entre los años 1933-35.
Cuenta el periodista J.E. Bartrina en un reportaje en
Mirador que el entresuelo estuvo ocupado
por una clínica de enfermedades venéreas que atendía a buena parte de los
huéspedes de las distintas pensiones que llenaban el edificio. Las de los pisos
bajos más lujosas, con unas inquilinas
donde eran legión las damas de la noche
y a medida que las pensiones ocupaban pisos más altos, trotamundos y emigrantes sin papeles siempre
con el riesgo de que una redada policial los pusiera en la frontera. Gracias al
médico que regentaba la clínica, sus amigos se ahorraron más de un
disgusto en su trato con las señoritas
pensionadas.
Pobre médico, ¡a que dilemas se enfrentaba! Tener que decidir entre el sagrado deber de
la amistad y el aún más sagrado deber de
mantener el secreto profesional!.
- Enric –en el
supuesto de que el médico se llamase Enric-
¡Que suerte tienes ganapia ! Por
tus manos pasan los mejores conills de Barcelona y en lugar de pagar como
hacemos todos los demás, tú cobras. A ver ¿con quién cardamos esta noche? ¿Que tal
la mulatita?, la que tiene un culazo
de toma pan y moja le
preguntaban sus amigos.
Y Enric debatiéndose en el dilema. ¿Cómo voy a incumplir el
sagrado deber que juré como médico y
revelar los secretos médicos de
las señoritas que atiendo? Claro
que como no disuada a mis amigos
de ir donde la mulatita que les
gusta, a la que estoy curando una
sífilis, y a uno de ellos le aparezca un chancro en el
pene, me romperán la cara.
Desconocemos cual de las dos fuerzas vencía en el combate moral
de Enric. Mucho creo que Enric llegaba
a componendas con su conciencia y de paso preservaba la integridad de su cara.
-Ya sabéis, que no puedo daros la información que pedís,
pero –y no me preguntéis el motivo-
yo no llamaría a la puerta de la pensión del
segundo piso.
- ¡Coño, Enric, si
allí se aloja la mulatita.
-Hay una catalana que
acaba de llegar de Olot que si no me
conociese todo el barrio y temiese por el estado de mi reputación, yo mismo correría a saludarla. Hacedme caso y probad por esta vez el
producto autóctono. Y los amigos del Dr. Enric que
aparte de no ser tontos temían que sus señoras esposas descubrieran sus
recorridos por los barrios bajos a través
de los estragos en el báculo con que uncían el sagrado lazo del
matrimonio algún que otro viernes, le hacían
caso y llamaban a la puerta tras la que esperaba la lozana campesina de
Olot.
Las Navidades del Dr. Enric siempre estaban colmadas de
puros habanos que le regalaban sus amigos.
Por aquellas pensiones pasó toda la burguesía catalana y
muchos de los artistas de las salas de espectáculo del entorno. Sin olvidar a
las celebridades que nos visitaban: desde Primo Carnera al faquir Blackaman y la orquesta Irusta al completo.
Fueron años de alegría en las pensiones de los pisos bajos del edificio.
Y de una actividad extenuante para el Dr. Enric, director de la clínica de
enfermedades venéreas.
Al mediodía, entrando
desde las Ramblas y enseñoreándose de la calle Unión con unos andares
vacilantes, hacía su aparición
Monterito, el bailarín del Excelsior.
A Monterito, que aún no se había acostado, el alcohol de la mañana lo
volvía audaz y valiente, y desde la
calle retaba a todos los varones que pudieran encontrarse en el edificio.
Soltada que era la bravata, y que debía
de costar lo suyo entender el balbuceo del borracho, Monterito remontaba las
escaleras del edificio llamando a cada una de las puertas. ¡a ver
quien tiene cojones de salir y pegarse conmigo!. A Monterito todo el mundo
lo quería y respetaba su manera de llegar a la cama. Nunca hubo quien aceptase
el reto.
A media tarde, cuando empezaban a desperezarse las
señoritas, un mozo de los almacenes
Vilardell de la cercana tienda de Nou de la Rambla, acudía a cada una de las
pensiones llevando un cargamento de medias de seda. Las extendía en la mesa del
comedor de cada pensión y las señoritas escogían. Por fin llegaba la noche y el edificio se convertía en un lugar
concurrido, entre clientes que acudían a su lugar de costumbre, camareros que
llevaban sandwich y bebidas, policías que pedían documentación, encargos a las farmacias para aplicar un
tratamiento a un cocainómano pasado de dosis.
En 1931, el principal pasa a ser la oficina de los
sindicatos libres. Dura poco la alegría en casa de los pistoleros de la
patronal, porque en abril, celebradas las elecciones municipales que dan la victoria a las izquierdas, son
clausuradas todas las sedes del sindicato. Al de la calle Unión acude un grupo
de gente que destroza el mobiliario. Un
retén militar permanecerá durante meses a las puertas del edificio para impedir
nuevos desahogos.
Josep Maria Sagarra - Abril 1931 - Un grupo de personas en la entrada de la calle Unión 7, tras destrozar los locales de la sede del Sindicato Libre.
Josep María Sagarra - Abril 1931 - Retén militar para impedir la entrada en la sede de los Sindicatos Libres.
Más tarde y durante el bienio negro debió de volver a ser
ocupado el local por los sucesores de los sindicatos libres, porque el 19 de
julio, el pueblo enfurecido volvió a ocupar los locales y tiró por el balcón
todo lo que encontró en el interior del local.
La FAI incautó los locales y los destinó a redacción de su órgano Tierra
y Libertad.
Perez de Rozas - 19 de julio de 1936 - Mobiliario destrozado de lo que fue la sede de los sindicatos libres.
Ahora, en lugar
del Alcazar Español/cine Broadwa/cine
Unión hay un parking. Se puede conocer la ubicación de la mayor parte de salas
de espectáculo que hubo en el barrio chino mirando un plano de los parkings de
la zona. Donde hubo un dancing, un café cantante, un cine hay casi siempre un
parking.
Del edificio no llega el menor ruido a la calle. No hay
chicas en bata por las que se escapa
parte de un seno, asomándose a los
balcones. Los Monteritos actuales no retan a los hombres que allí viven. Nadie
acude a satisfacer su ludibrio en pensiones inexistentes mientras el chofer de
uniforme espera al pie del coche a que el señor termine su escarceo
amoroso. No hay sindicato de la
patronal, ni un retén del ejército monta guardia a la entrada para impedir la
furia del pueblo revolucionario. El
edificio es uno de tantos.
Magnífica entrada, Josep! Como tú dices, este número 7 de la calle Unió es la viva estampa de lo que se coció en el Chino a lo largo de su historia. Además, acabas de inaugurar una idea interesante: la biografía de fincas.
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EliminarMuchas gracias, Enric. Cada vez me gusta más ese barrio chino donde confluían y chocaban galaxias sociales distintas y hasta opuestas.
EliminarA por ellas vamos, Marga. :)
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