El otro extremo de la calle del Mediodía en su desembocadura en el Portal de Santa Madrona Fotografía de autor desconocido. Posterior a febrero de 1935 cuando se produce el derribo del cuartel de Atarazanas.
Si la calle Cid fue el escaparate del barrio chino de
preguerra, un escaparate sin
competencia entre los lugares
canallas de la Europa de los años
treinta y quizá del resto del mundo –recordemos la opinión de Douglas Fairbanks,
un connoisseur de los sitios más
emputecidos del planeta, tras su visita
a La Criolla en 1934: “Nunca he visto una cosa igual en mi vida. Ni en Saigón,
ni en Shangai, ni en Port-Said”, a la
calle Arco del Teatro le correspondió
la misión de hacer de melting pot entre el proletario venido de Murcia y
Andalucía, la ideología anarquista, la oferta de locales para aquella modalidad de turista ávido de
sensaciones intensas pero a la vez
temeroso de adentrarse demasiado en las callejuelas del barrio, y la pequeña delincuencia de
descuideros, niveles inferiores del
comercio de drogas ilegales y prostitución.
En la retaguardia de ambas calles, la calle Mediodía es el campamento base de donde surge y a donde regresa la hueste humana que se desparrama por el
barrio chino. Los que bailan disfrazados de mujer en La Criolla y Cal Sacrista, los que
intentan desplumar al incauto con el juego de las tres cartas, las mujeres que
llenan los prostíbulos de la zona. En las tabernas de la calle se preparan los golpes, los descuideros se
deshacen de los objetos robados, en ellas gastan el dinero obtenido en la
prostitución, el juego, el trapicheo con la droga. Aquí descansan, en
un camastro de una de las varias
casas de dormir del enclave.
Josep Dominguez. 1933. La fotografía está tomada desde la esquina de Mediodía con la calle del Cid. Al fondo se ve el principio de Arc de Cires.
La calle Mediodía es también es un sitio donde se muere mucho. No por las riñas que suceden a menudo y en
donde aparecen navajas. Se muere porque es un lugar con poca higiene, con
habitaciones interiores sin renovación de aire, donde cuando llega el invierno
se pasa mucho frio y en donde es fácil que escasee la comida. Se muere de
consunción y de enfermedades infecciosas. En una conferencia que pronuncia en el año 1935, el sr. Bausili, concejal de Política Social del
ayuntamiento de Barcelona, se recogen
datos de mortalidad por enfermedades infecciosas. En la calle Mediodía la
mortalidad es cuatro veces superior a la media de mortalidad de la ciudad de
Barcelona.
Semanario Despres. 27 de julio de 1935.
La calle Mediodía es
el corazón del barrio chino. No hay
autor que escribiendo sobre la zona, no
reconozca la importancia de la calle y no la haga aparecer en sus libros. Desde Juli Vallmitjana que lleva a
la Xava a vivir a un cubículo de una de sus terrazas, hasta Jean Genet señalándola
como uno de los extremos de sus recorridos. Carco llega a la calle del Cid remontando
desde Mediodía.
Desapareció la calle,
sobre la que pendía una sentencia a muerte desde que en 1859 el ayuntamiento de Barcelona aprobara el Plan
Cerdá que incluía el trazado de
una vía B que uniría la calle Muntaner
con Atarazanas. Desde ese lejano 1859
hasta la extensión de la avenida Garcia
Morato a Nou de la Rambla pasan cien años
en los que el ayuntamiento va
dando pasos que acercan el momento de la desaparición. Un impulso decisivo que ayuda a
la ejecución de la sentencia viene con
los bombardeos que durante el año
1938 efectua la aviación italiana con sede en
Mallorca que afectan
a varias fincas de la calle.
Quedó sepultado el trazado de la calle por el asfalto de la avenida
García Morato y apenas guarda la memoria algún destello de lo que fue el patio de Monipodio del barrio chino.
Los pocos recuerdos que quedan adoptan en su mayoría la
forma de crónica de sucesos, que fue el modo usual por el que la calle del
Mediodía señaló su existencia al resto de la sociedad. La homogeneidad de los establecimientos que de tan humildes llegaban a ser sórdidos por vía de la suciedad y las peculiaridades de la
clientela, el que tuviesen su negocio orientado a las
necesidades de las gentes del lugar y en los que
apenas entraba nadie de fuera del entorno, hace que apenas conozcamos el nombre de algún local. El punto más conocido fue las cuatro esquinas, el lugar donde la calle Mediodia atravesaba Arco del Teatro y con el nombre de Arco de
Cires llegaba hasta Nou de la Rambla.
Aquí, en estas cuatro
esquinas, de hacer caso a la información
de la policía de Martínez Anido, dio
inicio la refriega en la que perdieron la vida “El Pernales” http://lavaix2003.blogspot.com.es/2015/03/por-que-murio-el-pernales-en-la-calle.html y otras cinco personas la víspera del día de
Navidad de 1920. Durante años en las
cuatro esquinas se jugó a los “pastos” un juego con tres cartas en las que hay
que adivinar donde se encuentra una de
ellas y que aún hoy en día se juega en las Ramblas con la finalidad de siempre,
desplumar a algún incauto.
Sebastia Gasch en una de tantas crónicas como escribió en
Destino, evocaba el nombre de uno de los que en la calle Mediodía dirigía el juego
de los pastos al que llama “El Moreno”.
En las cuatro esquinas se mercadeaba con material robado y así
aparece de vez en cuando en las noticias
de prensa.
Durante el día, en las cuatro esquinas y extendiéndose por
las calles de alrededor se levantaba un mercado ambulante que no siempre fue del
agrado de las autoridades. De su
actuación en la postguerra, el barrio chino guarda el recuerdo de un guardia urbano, por mal nombre Gravat, que aterrorizaba a los vendedores
ambulantes. Un abuelo de este Gravat
debió de ser un vigilante de apellido Pérez y según subrayan las crónicas,
cojo, que en 1901 la emprendió a vergajazos de su porra con alma de hierro
contra un aprendiz que tuvo la desgracia de no atender de inmediato a su orden
de que se detuviera. Hubo que llevar al
aprendiz a la casa de socorro y el incidente le sirvió a El Diluvio para
arremeter contra la política de seguridad pública del alcalde.
En el número 5 de la calle Mediodia se encontraba la denominada Mina Pequeña. Es posible que se trate de la misma taberna
que Paco Villar llama Cal Beltrán y que sitúa en el misma finca. Es la taberna que con más frecuencia aparece
en la crónica de sucesos y en relación a los hechos más graves. En ella, grupos
de delincuentes preparan sus golpes. En 1919, de aquí parte el grupo que
asesinó a golpes a dos guardias civiles
en la calle Córcega. Tengo la impresión
de que el nombre de Mina Pequeña viene de que al igual que la taberna de La
Mina en Arco del Teatro, esta otra taberna comunicaba con el patio
interior de manzana, en este caso con la parte que
dejaba libre la fábrica del Circ Barcelones.
Dibujo de Opisso del consejo de guerra a los imputados por el asesinato de dos guardias civiles en el cruce de las calles Córcega con Nápoles en diciembre de 1919. El grupo proyectó el asesinato en la Mina Pequeña.
No me queda claro que todos los servicios de la policía cuando detiene grupos de delincuentes que se reúnen en la Mina Pequeña, respondan a la prevención o resolución de delitos. Alguna vez tengo la impresión de que la supuesta banda que en brillante servicio neutraliza la policía, no sea otra cosa que un grupo de amigos a los que se adjudica la comisión de un delito con la finalidad de mejorar el expediente del grupo policial que los detiene.
Como en este caso de enero de 1934 que relata La Vanguardia, donde al comisario del distrito de Atarazanas le había llegado el soplo de que un grupo de cuatro personas pensaba atracar a un gerente de Vilassar de Mar. Preparando la acción, el jefe del grupo se había apresurado a desempeñar su traje y comprarse una camisa nueva y unos zapatos. En comisaria la supuesta banda lo confiesa todo. Sea o no cierto que la policía abortó un atraco, del comunicado que emite la comisaria, que son los datos que recoge la prensa que en este caso, como en tantos otros, hace de transmisor de lo que dicta la autoridad, se desprende el nivel en el que se mueve la delincuencia de la calle Mediodía, al margen de lo que realmente ocurriera en esta ocasión. Desempeñando ropa, comprando una camisa y unos zapatos, previendo robar un taxi, es el nivel de la miseria donde se hace indistinta la comisión de un delito o cualquier acto desesperado del que tiene un hambre de días.
La Vanguardia. 14 de enero de 1934
No me queda claro que todos los servicios de la policía cuando detiene grupos de delincuentes que se reúnen en la Mina Pequeña, respondan a la prevención o resolución de delitos. Alguna vez tengo la impresión de que la supuesta banda que en brillante servicio neutraliza la policía, no sea otra cosa que un grupo de amigos a los que se adjudica la comisión de un delito con la finalidad de mejorar el expediente del grupo policial que los detiene.
Como en este caso de enero de 1934 que relata La Vanguardia, donde al comisario del distrito de Atarazanas le había llegado el soplo de que un grupo de cuatro personas pensaba atracar a un gerente de Vilassar de Mar. Preparando la acción, el jefe del grupo se había apresurado a desempeñar su traje y comprarse una camisa nueva y unos zapatos. En comisaria la supuesta banda lo confiesa todo. Sea o no cierto que la policía abortó un atraco, del comunicado que emite la comisaria, que son los datos que recoge la prensa que en este caso, como en tantos otros, hace de transmisor de lo que dicta la autoridad, se desprende el nivel en el que se mueve la delincuencia de la calle Mediodía, al margen de lo que realmente ocurriera en esta ocasión. Desempeñando ropa, comprando una camisa y unos zapatos, previendo robar un taxi, es el nivel de la miseria donde se hace indistinta la comisión de un delito o cualquier acto desesperado del que tiene un hambre de días.
La Vanguardia. 14 de enero de 1934
En el número diez estaba Cal Pitoño. Reputada casa de
dormir, cuyo prestigio venia no tanto de la nula calidad de las instalaciones sino porque en ella se recogían buena
parte de los desarrapados del barrio. Frente
a Cal Pitoño, en el número 19, había otra casa de dormir, La Paloma de
Valencia.
Centelles. 1935. Cal Pitoño
Centelles. 1935. La Paloma de Valencia.
Sobre ambos locales pasa la mirada Jaume Passarell en un reportaje en la revista Mirador en el año 1935.
Passarell nos muestra a un Pitoño, porque Cal Pitoño se llama así por su propietario, modelo
de hombre de empresa de los que tan
pródiga es la cultura americana. Personajes que empezaron de la nada y forjaron
un imperio. Pitoño debe lo que tiene al tesón con que durante años mendigó por
las calles de Barcelona y a que dedicaba una parte de su tiempo, del escaso tiempo que le
dejaba la mendicidad, a la recogida de papel. Ahora, en 1935, es el dueño de una casa de dormir en la calle
Mediodía y quien sabe hasta donde le puede llevar en el futuro su espíritu de
empresa.
El dueño de la Paloma de Valencia se llama Honorato y el
establecimiento que regenta tiene mayor presencia y calidad que Cal Pitoño. En
la planta baja hay una taberna que proporciona comida a los huéspedes que se
atreven con la pitanza que se sirve. Entre la fauna que alberga, destaca uno que
acude a los cines del barrio y de las Ramblas y su negocio consiste en sentarse
al lado de aquel que ve solo, bien vestido y con aspecto de estar interesado en
entablar conocimiento con otros varones.
Una vez que se sienta al lado de la víctima, pide a esta que le entregue todo el dinero que lleva so
amenaza de gritar que el incauto le ha propuesto actividades deshonestas. La posibilidad de ser detenido y que le
aplicasen la Ley de Vagos y Maleantes aprobada en el año 1933 tenía un efecto
disuasorio en la resistencia que podía esperarse de los espectadores solitarios.
La
Paloma de Valencia es frecuentada por alemanes. Hay una colonia de alemanes
numerosa en Barcelona. La crisis económica tras la primera guerra mundial hizo
que muchos alemanes emigrasen de su país y varios miles se encuentran en
Barcelona. Hay una segunda oleada de
alemanes tras la llegada de Hitler al poder. En sus memorias aparece con frecuencia la
calle Mediodía como el lugar donde se hospedan.
En la misma calle, en el número 16, está el Bar Scandinavia con una clientela casi toda alemana y en donde
se alojó Margaret Michaelis, la mujer del arqueólogo y miembro del DAS, un grupo anarquista, Rudolf Michaelis. En una serie de reportajes del periodista Bartrina en La Publicidad sobre la emigración alemana en Barcelona, aparece la Fonda Alemana en la calle Mediodía. Aparece en una serie
de reportajes del periodista Bartrina en La Publicidad sobre la emigración alemana en Barcelona (13,
14, 15 y 18 de abril de 1934). Bartrina
no da el nombre del establecimiento. La denomina fonda alemana, señala que se
encuentra en la calle Mediodia, e indica
que en la misma recalan muchos de los vagabundos alemanes que llegan a
Barcelona. http://lavaix2003.blogspot.com.es/2015/03/los-alemanes-y-la-calle-mediodia.html
“El
gran quarter general dels falsos i d'alguns dels veritables refugiats politics
a Barcelona s’aplega i resideix en
aquest carrer tan miserablement acolorit del darrera les Drassanes que porta el
nom de Migdia. Qualsevol vagabund alemany que arreplegueu a Barcelona us dira
que viu a la Fonda Alemanya del carre del Migdia. Aquesta dita Fonda no és mes
que una taverna i casa de dormir on per rnitjá d'un retol descolorit
a la porta s’anuncia el preu dels llits: "Camas, betten, a 6o
céntimos. L'amo és catala, i com a bon
catala és un home trempat i forçut. No és, doncs, alemany ni té cap parentiu
amb alemanys”. […]
L'amo
de la Fonda fa la seva feina completament absent a tot el que es parla i
s'amanyaga al seu entorn. La seva muller, catalana també, collabora amb ell en
alló que tan sols els
interessa:
el farciment del calaix. […]
A la
casa, que és un dels pocs llocs inedits, curiosos i acolorits de veritat que
encara resten al nostre barri xines, no s'en estatgen mes que estrangers de
Centre Europa. La nostra pobrissalla
no
hi va, puix que els sembla que no son a Barcelona. Els rétols, els avisos, els preus, tot, o está
escrits
en alemany o be en bilingüe. […]
Calle del Mediodía a la altura de la calle del Cid que se abre a la izquierda. Revista Estampa. 1929
Un poco más sobre el crimen de los guardias civiles. Estoy indagando sobre el tema. Este modesto apunte del que adjunto el enlace será progresivamente ampliado.
ResponderEliminarhttp://historiadeproximitat.blogspot.com/2018/07/linnocent-ciutada.html?m=1