La campana de Gracia. Número de 14 de enero de 1933.
Las revueltas obreras en Barcelona tuvieron su epicentro en
el Distrito V (ahora Distrito I, por otro nombre Raval) ya desde sus inicios, allá en los finales del
siglo XIX si descartamos los disturbios por las selfactinas. Desde las calles del Olmo, Cadena, Riereta,
San Pablo irradiaron al resto de Barcelona los estallidos de rabia del
proletariado, y fue sobre todo en éstas que he nombrado y en el resto de calles del distrito donde se
levantaron en mayor número las barricadas que intentaron frenar a las fuerzas
de la guardia civil y el ejército.
Con la dictadura primorriverista, la efervescencia social
fue pasando a la periferia de la ciudad y aún más lejos. Pueblo Nuevo, Sants,
Hospitalet, Terrassa fueron los nuevos núcleos que alimentaron las rebeliones.
La insurrección anarquista de enero de 1933 volvió a situar
al distrito V, y en particular al barrio chino, en el centro de la insurrección. En esta ocasión, y atendiendo al carácter de
la intentona, el barrio chino se limitó a proporcionar el marco urbano de la
revuelta. Y es que se trató de un pulso –un episodio de
“gimnasia revolucionaria” como lo llamó Garcia Oliver, uno de sus instigadores-
entre anarquistas y fuerzas del orden
más que una revuelta popular y masiva.
Fotografías de las fichas policiales de Garcia Oliver (arriba), Durruti (centro) y Francisco Ascaso (abajo).
La insurrección que tenía que darse en el contexto de una
huelga general revolucionaria en toda España iniciada como apoyo al sindicato
de ferroviarios, transformó sus objetivos en una acción más modesta al negar su
apoyo la mayoría de trabajadores de los
ferrocarriles tras considerar que no se daban las condiciones para conseguir
los objetivos previstos, un aumento de salarios del sindicato convocante como
programa mínimo.
Garcia Oliver convenció a los grupos de acción de la CNT
de aprovechar el impulso que había
causado la convocatoria de huelga general para asaltar los cuarteles del
ejército, repartir las armas que se consiguiesen y que prendiesen las barriadas
obreras la llama de la revolución.
La acción se convocó para el domingo 8 de enero. La mayoría
de soldados de los cuarteles estaría de permiso y sería factible neutralizar
los retenes que quedasen de servicio. El resultado fue muy inferior a las
expectativas creadas entre los anarquistas. Las fuerzas del orden estaban sobre aviso y la
intentona se saldó con varios muertos y unas cuantas decenas de heridos por
ambos bandos.
Atendiendo a los objetivos del blog, paso a relacionar
aquellos acontecimientos que tuvieron lugar en el barrio chino durante la insurrección.
Mis fuentes son aquellos medios de comunicación de la época que he conseguido encontrar donde se mencionan
los incidentes (La Vanguardia, ABC, El Diluvio, La Rambla, Heraldo de Madrid,
El Sol, La Libertad, Solidaridad Obrera, La Veu de Catalunya. Revistas:
Crónica, Estampa, L’Esquella de la Torratxa, La Campana de Gracia).
Cabe apuntar que excepto Solidaridad Obrera, la totalidad de medios de comunicación muestra
en sus crónicas y editoriales una actitud crítica con la intentona, llegando
varios de ellos a denunciar una supuesta connivencia entre la FAI y grupos de
extrema derecha que habrían sido los que
al entender de dichos medios habrían financiado la operación.
CRÓNICA DE LA JORNADA EN EL BARRIO CHINO
Domingo 8 de enero. La policía había encontrado un depósito
de armas en la calle Mallorca y otro en Sants. Sabía por sus soplones que se pretendía asaltar
el cuartel de Atarazanas y reforzó con unidades de la guardia de asalto el
perímetro del cuartel.
Revista Estampa. Depósito de armas de la calle Mallorca.
En Barcelona, la
acción revolucionaria dio su pistoletazo de salida (creo que dado lo que
sucedió a continuación no resulta forzado hablar de pistoletazo) a las 19:30 cuando los guardias de asalto
pararon un taxi a la altura de la Plaza del Teatro ocupado por tres personas
que llevaban varias bombas y una pistola. Las declaraciones de una de esas tres personas
en comisaria, dará pie a que todos los medios informen de que en el interior de
La Criolla se habían reunido 800 anarquistas armados con la finalidad de atacar
el cuartel
Pocos minutos más tarde, desde las ventanas de un edificio
en la entrada al Arco del Teatro e
inmediatamente desde varios edificios de dicha calle, se hostigó con disparos a
la fuerza pública.
Buscando a quienes les tiroteaban, los guardias de seguridad
encontraron dos bombas en el rellano del piso principal del número 5 de la
calle Montserrat.
Simultáneamente o pocos minutos más tarde, en el mercado de
la Boquería hubo un intercambio de disparos entre anarquistas y fuerzas de seguridad. Los anarquistas huyeron perseguidos por la
policía entrando en Conde del Asalto. A la altura del Eden Concert se produjo un especial intercambio de
disparos, cayendo herido un guardia de seguridad (José MInguez) y resultando
muerta una persona que al parecer no
tenía nada que ver con la revuelta y que se encontró entre dos fuegos
(Francisco de Haro, 35 años).
Debió de ser en ese preciso momento, cuando otro guardia de
seguridad que se dirigía a su domicilio
topó con la refriega frente al Eden Concert y
se unió a la acción contra los anarquistas. Cayó herido en el cruce con
la calle Guardia y al parecer fue rematado estando en el suelo (José Messeguer
Pérez.)
Desde los balcones del Sindicato de la Industria Hotelera, Cafetera y Anexos de Barcelona, conocido como sindicato de camareros, ajeno a la CNT. situado en el mismo edificio que la Sociedad de Atracción
de Forasteros se abrió fuego contra la fuerza pública que estaba en las Ramblas. La guardia de asalto disparó desde el
interior del edificio resultando muerto uno de los que atacaban. Al entrar en
la sede del sindicato, no encontraron a las 40 o 50 personas que suponían que se
habían refugiado en la misma, por lo que la policía entiende que a través de los terrados el grupo de
insurrectos pasó a Arco del Teatro y a
Lancaster.
Revista Crónica. Guardias de asalto frente a la entrada del edificio donde se encuentra el Sindicato de la Industria Hotelera.
Revista Crónica. El periodista confunde el nombre del sindicato y lo llama Sindicato de la Alimentación. Se trata del Sindicato de la Industria Hotelera, Cafetera y Anexos de Barcelona.
En la calle Mediodia se registra un tiroteo intenso,
resultando herido el guardia de seguridad Eustaquio Sanquis Dorado de 45 años
(heridas en pierna izquierda y espalda).
Hay dos paisanos heridos en dicho episodio, uno por una herida de bala
en el tórax y otro, Manuel Insua, fogonero, con fractura de ambas extremidades
superiores.
El asalto al cuartel de Atarazanas, conocido de antemano por
las autoridades que situó a un numeroso destacamento de guardias
de asalto en el perímetro del cuartel, se saldó por un vivísimo intercambio de
disparos entre un grupo de anarquistas y los guardias de asalto. Los anarquistas
huyeron por el muelle y las callejuelas
del barrio chino.
En una de estas, murió a consecuencia de los disparos un
hombre a la altura del Lion d’Or. Desconozco si se trata de la misma persona
que sufrió un disparo en el abdomen mientras se encontraba en el interior del
Lion d’Or. Tal y como lo cuenta El Diluvio, los
agentes del orden entraron en el Lion d’Or,
a rebosar de personas que se habían refugiado en el recinto, y procedieron a identificar a todos los que se
encontraban en el local. Uno de los clientes, al ser requerido para que mostrase su
documentación, pidió a su vez que el guarda de seguridad le enseñase la suya, a
lo que el agente le mostró la placa. El
herido volvió a pedir al guardia que se identificase, momento en el cual e
involuntariamente se le disparó el arma al guarda hiriendo al civil en el abdomen.
En el Excelsior, los guardias de seguridad impidieron ganar
la calle a los clientes, más que por temor a que estos recibieran un disparo de
los que se cruzaban entre revoltosos y policía, por impedir que entre los
clientes se camuflaran revoltosos .
Poco más dio de si el episodio de “gimnasia revolucionaria”
en el barrio chino. Garcia Oliver, el instigador principal de la acción de
Barcelona, fue detenido durante la mañana del día 8 en el interior de un taxi
en la barriada de Sants, él y sus
compañeros de taxi llevaban varias bombas y pistolas. Cuenta Garcia Oliver en
sus memorias que recibió tal paliza que le dejaron por moribundo.
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