Margaret Michaelis. 1934. AFB. Fondo: GATCPAC. Desde las cuatro esquinas a un poco antes del inicio de la calle del Cid. Números 1 a 5 y 2 a 4.
Josep Dominguez. 1933. AFB. Calle Mediodía. Números 1 a 7 y 2 a 4.
Una y otra vez volvemos en este
blog a la calle Mediodía. ¿Qué nos lleva
al encuentro de lo que para la ciudad de Barcelona no es casi ni un
recuerdo, y del que por otro lado no queda el menor resto físico, sepultada que fue la calle por la avenida de las Atarazanas?
Nos atrae de la calle Mediodía la circunstancia de que siendo una travesía tan corta y sin conocer apenas el nombre de alguno de sus locales, sin esta calle no se entiende el barrio chino.
Del mismo modo se puede decir que su desaparición tras la guerra significó el eclipse del barrio chino. Así,
que le dedico otra entrada.
La calle Mediodía une, hace de
engrudo físico y sobre todo humano, al
resto de calles del barrio chino y favorece el encuentro entre los distintos elementos que habitan en él.
Es en la calle Mediodía donde Salvador Segui
predica a las prostitutas el evangelio de un tiempo donde no habrá explotación;
es aquí donde se refugian los emigrantes que huyendo de la Alemania nazi llegan a Barcelona; en la
calle Mediodía se encuentran para planificar sus asaltos, tanto miembros de la
FAI, como del Sindicato Libre, como de diferentes grupos más o menos
relacionados con alguno de ambos.
La Libertad. 1933
En la calle Mediodía mueren los anarquistas
que intentan asaltar el cielo por la vía de conquistar a fuego el cuartel de
Atarazanas en cada una de las huelgas generales que declaran durante la república.
Los travestis se mezclan con las gentes del sur que llegan a Barcelona a rebufo del trabajo en alguna de las dos
exposiciones y que ya no dejarán
Barcelona.
La algarabía, el bullicio del mercado callejero que todos los días se despliega en sus aceras es ensordecedor. El hedor de los albañales cegados por los restos de alimentos
podridos al terminar el mercado debe de ser tan intenso que cuando llega el verano y el calor se hace
sofocante, es un dilema elegir entre abrir la ventana y morir de la peste que llega de la calle o dejarla cerrada y perecer horneado por el
calor que almacenan las habitaciones.
El Diluvio. 1936
Josep Dominguez. 1933. AFB. Calle Mediodía. Tramo entre las cuatro esquinas y la calle del Cid.
Aquí viven quienes se relacionan
con aquella parte de la burguesía que se
adentra en zonas poco peligrosas del chino en busca de los placeres que no le
concede un matrimonio que antes que otra cosa es un contrato de intereses
económicos. Los travestidos, las prostitutas, aquí se almacena la droga con la
que se empolvan la nariz esos burgueses anhelantes de experiencias canallas.
En entradas anteriores recordamos
las cuatro esquinas, el punto donde daba comienzo la calle
Las cuatro esquinas; los locales de mayor tronio de la calle
la calle del Mediodía, no otra cosa que figones, tascuchos y casas de dormir miserables: la mina
pequeña, casa Pitoño, la Paloma de Valencia o el bar Scandinavia o quizá
Escandinavia (
Los alemanes y la calle Mediodía). Si conocemos su existencia
es por haber llamado en algún momento la atención de los periodistas.
Hoy relacionaré el resto de
locales que he encontrado en la calle. Si estos establecimientos aparecen casi
siempre en relación con incidentes por asuntos de agresiones, drogas, robos y prostitución es por un sesgo comprensible. Cuando la
calle Mediodía asoma y recuerda su existencia a los barceloneses durante el
primer tercio del siglo XX, es en forma
de crónica de sucesos. Por eso hay con mucha mayor frecuencia en estas
notas travestidos que trapichean con
droga en lugar de inmigrantes murcianos que trabajan, cuando lo encuentran, en las fábricas del Pueblo Nuevo o en el
puerto de Barcelona, y que junto a sus familias forman la mayor parte de la población de la calle.
Opisso. Revista Estampa. 1929. Taberna de la calle Mediodía.
2. Estanco de Tomás Cera (1932). En este establecimiento, informa el anuncio, se encuentran siempre existencias de los chiclets Addams (pippermint-menta). En la guía telefónica de 1936, Tomás Cera aparece como uno de los dos únicos poseedores de un teléfono en la calle Mediodía.
3. Casa Madam (1918). Prostíbulo.
3. Casa Pauet (1926). Casa de dormir.
3. Taberna. Innominada. Regentada por Joaquín Ferrer Escartin. Aparece una reseña del local en el libro de Paco Villar en relación a un servicio de la policía en contra del tráfico de cocaína. .
5. Casa Beltrán. Quizá se trate de la Mina Pequeña que no deja de ser el apodo que dan a una taberna los del barrio. Aparece reseñado en el libro de Paco Villar.
6. Taberna de Juan Espluga (o Espuga). Con entrada asimismo por la calle del Cid número 1. Juan Espluga y Tomás Cera son los dos poseedores de un teléfono en la guía telefónica de 1936.
En la taberna estaba domiciliada una sociedad coral de las que cantan "caramelles" por las calles. En 1932, Espuga prendió fuego a la mecha de uno de los cohetes de la sociedad con la intención de arrojarlo a la calle. Retuvo el cohete en su mano al advertir que pasaba gente, con el resultado de que el cohete estalló destrozando su mano que hubo que amputar.
Nº 7 de la calle Mediodía. 1948. El edificio de planta baja que aparece a la izquierda hace esquina con la calle del Cid.
8. Taberna (1928). Arrendada por José Martin Baena que se dedica a la venta de cocaina al menudeo. En 1936, aparece Lorenzo Vilagrasa como propietario de un bodegón y habitaciones amuebladas en el número 8.
9. Tienda de comestibles de Jenaro Tuson. En 1927, y en el transcurso de una investigación criminal, se descubren en el establecimiento 30 tabletas de chocolate (del de comer, no del que se fuma) de la casa Juncosa que habían sido sustraidas de un camión. Barcelona, ciudad sin ley o así. La policía que nunca duerme logra restablecer el orden y cabe suponer que las tabletas de chocolate volverían a su legítimo propietario.
La Vanguardia. 1927
10. Cal Pitoño (aquí: Cal Pitoño).
10. Taberna. En 1934 es detenido el arrendatario por encontrarse en su poder un frasco con cocaina. En la taberna se traficaba al menudeo con la droga. En la crónica del suceso aparecen La Canaria (Juan Chaves) y La Iris (Enrique de Diego) y dejamos aquí escrito su nombre -y dejaremos el de todas las que vayamos encontrando- como homenaje, por las bofetadas que debieron de recibir en aquella y en muchas otras ocasiones.
La Vanguardia. 1934
12. La Carmen (1925). Prostíbulo.
12. Vicenta (1931). Prostíbulo.
12. En 1888, en uno de los locales de la finca tuvo lugar una refriega tratada con mucho humor por el periodista. Por espíritu de caridad todos fueron curados, a fin de que cuanto antes se hallen en disposición de provocar otro conflicto por el estilo.
13. Taberna (1935). Refugio de una pequeña banda de ladrones de automóvil.
La Vanguardia. 1935.
14. Traperia (1924). Compra de objetos robados.
14. Taberna El Maño (1929).
´
14. Casa de dormir de Carmelo Juan (Anuario Riera 1936. Sobre las posibles relaciones entre Carmelo Juan y el Bar Scandinavia, aquí: Carmelo Juan y Bar Scandinavia )
15. En un piso de la finca son detenidos un grupo de pequeños traficantes de cocaina (1926). Entre los detenidos figura el conocido como La Francisquita alias que debe de corresponder a Francisco Doñate.
15. Otro piso y más cocaína (1932). Encuentran más de 300 gr. de cocaína. Entre los detenidos figuran la propietaria del piso, La Pescatera y Piruli.
El edificio con el número 15 de la calle Mediodía. Fot: Gonsanhi. La fotografía aparece en un reportaje del año 1935 de la revista Ahora de Madrid, firmado por Magda Donato, pseudónimo de la periodista Carmen Eva Nelken, hermana de Margarita Nelken. Un mal reportaje de carácter costumbrista destinado a mostrar un barrio chino que es la suma de todos los tópicos de la zona: ladrones, prostitutas, traficantes al menudeo de cocaína y travestidos. El reportaje ya lo debía de llevar escrito Carmen Eva Nelken antes de viajar a Barcelona y se limitó a aderezarlo con alguna entrevista que subrayara lo que el lector quería leer sobre la zona. Sal gorda que le permitiese al lector hacer algún visaje de cara: ¡caramba, cuanto vicio!.
17. Taberna y casa de dormir propiedad de Llorenç Vilagrassa. La revista Mirador en el artículo de 1935 que trata de Cal Pitoño y La Paloma de Valencia, llama Cal Lorenzo al establecimiento. En la víspera de año nuevo de 1934, en una riña a navajazos entre dos que se encabronaron en la taberna y salieron a la calle para dirimir a navajazos sus diferencias, Fernando García García, alias El Tacatá causó la muerte a Eduardo López. En el juicio que se celebra un año más tarde, los compañeros que aquel día andaban de gresca con El Tacatá lo disculpan: "Es un buen chico", "siempre saluda", "estaba un poco mareado", "el Eduardo se pasó con sus impertinencias". En un alarde de calidad periodística, el gacetillero que escribe la crónica del juicio, la titula "Sang a les Drassanes...!", a lo Francisco Madrid.
Última Hora. 31.12.1935
Llorenç Vilagrassa, o Vilagrasa, o Villagrasa merece un párrafo propio. En los años 34 a 36 aparece como propietario de varios locales en la calle Mediodía. Está la taberna y casa de dormir del número 17, Cal Lorenzo. Está una taberna en el número 5 (¿la Mina Pequeña, Cal Beltrán?) y está un bodegón y habitaciones amuebladas en el número 8.
¿Será Lorenzo un emprendedor de los años treinta que iba forjando su pequeño imperio en el barrio chino y al que la guerra quebró su trayectoria?.
18. La Navarra (1918). Prostíbulo
20.La Tranquilidad (1918). Prostíbulo.
22. El Recreo (1918). Prostíbulo.
23. Casa Horacio (1931). Prostíbulo.
24. Casa las Diez Mujeres (1918). Prostíbulo.
Establecimientos de la calle Mediodía de los que ignoro la dirección:
-Bar Roure
Sebastia Gasch evoca sus paseos con Miró por el barrio chino y recuerda el Bar Roure
-Café Italiano. Se encontraba cerca de la desembocadura de la calle en el Portal de Santa Madrona.
Café Italiano. Papitu, 1912. Caricatura de BON.
-Casa Felix, taberna (1938). Se detiene al dueño del establecimiento tras encontrar la policía dos pistolas en un registro del local.
-Ca la Gloria. Keens-Arm (1913). Locales con baile. L'Esquella de la Torratxa los menciona al hablar de la rutina nocturna del corrido, una institución en la Barcelona que se divierte a principios de siglo,
-Fonda
alemana. Aparece en una serie de reportajes del periodista Bartrina en La
Publicidad sobre la emigración alemana en Barcelona (13, 14, 15 y 18 de abril
de 1934). Bartrina no da el nombre del establecimiento. La denomina fonda
alemana, señala que se encuentra en la calle Mediodia, e indica que en la misma
recalan muchos de los vagabundos alemanes que llegan a Barcelona.
“El gran quarter general dels falsos i d'alguns
dels veritables refugiats politics a Barcelona s’aplega i resideix en aquest
carrer tan miserablement acolorit del darrera les Drassanes que porta el nom de
Migdia. Qualsevol vagabund alemany que arreplegueu a Barcelona us dira que viu
a la Fonda Alemanya del carre del Migdia. Aquesta dita Fonda no és mes que una
taverna i casa de dormir on per rnitjá d'un retol descolorit a la porta
s’anuncia el preu dels llits: "Camas, betten, a 6o céntimos. L'amo és
catala, i com a bon catala és un home trempat i forçut. No és, doncs, alemany
ni té cap parentiu amb alemanys”. […]
L'amo de la Fonda fa la seva feina completament
absent a tot el que es parla i s'amanyaga al seu entorn. La seva muller,
catalana també, collabora amb ell en alló que tan sols els
interessa: el farciment del calaix. […]
A la casa, que és un dels pocs llocs inedits,
curiosos i acolorits de veritat que encara resten al nostre barri xines, no
s'en estatgen mes que estrangers de Centre Europa. La nostra pobrissalla
no hi va, puix que els sembla que no son a
Barcelona. Els rétols, els avisos, els preus, tot, o está
escrits en alemany o be en bilingüe. […]
El cuarto y último articulo de Bartrina incluía
una carta del que se daba a conocer como dueño de la fonda alemana, de nombre
Carmelo Juan , quien se quejaba del tratamiento de Bartrina dado a su fonda, en
particular a la circunstancia de que hubiese alojados homosexuales y pederastas
en la misma. Señalaba que la mayoría de alemanes que albergaba habían sido
remitidos por el cónsul de Alemania y la asociación de beneficencia de Alemania.
No termino de entender la existencia de dos casas de dormir en la
calle Mediodia, con una clientela que en ambos casos es casi por completo
alemana, casi por las mismas fechas y con referencias donde quien
menciona a una de ellas nunca menciona la otra. El Bar Scandinavia y la Fonda
“Alemana”.
Claro que hay datos sobre una y otra que parecen indicar que no se
trata del mismo local. La discrepancia es completa en lo que hace al
nombre del dueño. Carmelo Juan en el caso de la Fonda Alemana, Käthe
Goedel-Römer en el del Bar Scandinavia. Aunque Goedel-Römer no siempre es
señalada como dueña del Scandinavia, en Barcelona, mayo
1937su condición es la de trabajadora del local.
Carmelo Juan indica en su carta a La Publicidad que la mayoría de las
personas que alojaba le eran remitidas por el consulado alemán. Entre los años
1933 y 1936, el consulado alemán, en manos de personas afines al régimen
hitleriano, no podía tener tratos con un local donde se reuniesen personas
opuestas al nazismo y las referencias al bar Scandinavia son de personas
relacionadas con las milicias anarquistas, con el DAS alemán o con las brigadas
internacionales, pero ese “tropismo” del cónsul nazi y de los anarquistas
por la calle Mediodia sucede en momentos distintos; la fonda alemana en 1934,
el bar Scandinavia a partir del inicio de la guerra civil. No se puede
descartar que se trate del mismo local.
Para complicarlo más, una nota en La Vanguardia en 1932, informa de las
denuncias por amenazas que Frederich Felimann, súbdito
alemán, presenta en el juzgado contra varios compatriotas suyos que le
han amenazado de muerte si el denunciante daba malos informes de ellos. Se nos
informa que Felinmann es dueño de una casa de dormir en la calle Mediodia.
-La Barraca (1930). Fulgencio Chapitel se dirige al local para comprar cocaina.
-Un industrial lechero entra en una taberna de la calle Mediodia, donde se queda dormido y le roban. Al parecer, eso manifiesta al menos, le echan un somnífero en la bebida. Sea como fuere aparece el nombre del industrial para regocijo de sus vecinos. Año 1923.
La Vanguardia. 1923
-Bar Les Heures. Este bar (y Casa Pauet en el número 3) aparecen en una noticia de La Veu de Catalunya donde se relacionan los establecimientos del barrio chino rotulados en catalán (1920).