Se hace muy difícil completar una topografía del barrio
chino de Barcelona de las primeras décadas del siglo pasado. Que digo
completar, ¡que desmesura!, ni siquiera tener una imagen precisa que vaya más
allá de unos cuantos lugares y locales.
Se hace difícil incluso
si reducimos el objetivo al área comprendida entre Nou de la Rambla, Paral.lel,
Portal de Santa Madrona y Ramblas, que es la zona que se conoció como los
barrios bajos de Barcelona hasta que Francisco Madrid la bautizó como barrio
chino en un artículo que escribió en El Escándalo en 1925. Faltan imágenes que
permitan hacerse una idea ni siquiera aproximada de la fisionomía de la zona.
La zona, el barrio chino de antes del final de la guerra
civil, y gracias a las actividades que se daban en las callejuelas del mismo, consiguió que Barcelona llegase a estar en el imaginario popular en todo el
mundo. Aunque ya existían, no había
Barça, no había la obra de Gaudi, no había gótico como referencias reconocibles
de la ciudad para las gentes de otros países;
había barrio chino y el nombre evocaba a Barcelona como en lugar donde
era posible dar cumplimiento a cualquier deseo de carácter sexual y en donde
los anarquistas se enfrentaban a tiros con las fuerzas del orden al servicio de
la burguesía; Barcelona, no Shanghai, ni
Nápoles, ni Pigalle ni WhiteChapel ni el barrio rojo de Amberes. Ni mucho menos
el Berlín de los años treinta.
Y de ese lugar que es la primera proyección de Barcelona en
el mundo, sabemos mucho de lo que en el mismo sucedió por las crónicas que se
han escrito, pero hay pocas imágenes. Fotos de Josep Dominguez de 1932 sobre
mercados al aire libre en las calles de Arc
del Teatre y Migdia; algunas de Casas i
Galobardes por el entorno de la Criolla; Margaret Michaelis interesada por los
tipos de las calles cuando por un tiempo
vivió en una pensión de la calle del Migdia; alguna de Sagarra también interesado por la
vida que bullía en los mercados de la calle; las cuatro esquinas, el lugar donde confluían
Arc del Teatre con Migdia y Arc de Cires es uno de los lugares privilegiados y de donde disponemos de más fotografías.
Imágenes de revistas cuando ha sucedido un hecho que obliga
al periodista a hacer un reportaje. Por lo general con muy mala calidad de imagen y en ocasiones
usando fotos de otras circunstancias y otros momentos para hacerlas pasar por el reportaje fotográfico
de lo que explica la crónica. Poco más. Ese poco más quiere decir que poco más
conozco, y eso no va más allá de que escribo de lo que encuentro y que nunca se
tiene la seguridad de haber agotado un archivo. Puede que haya mucha mayor
información gráfica de la que he sido capaz de conseguir. Pero a lo que iba, para
hacer una topografía humana y de calles y establecimientos del barrio chino de
antes del final de la guerra civil, me falta mucha fotografía.
Hay un grupo de fotografías de Branguli en el Arxiu Nacional de Catalunya,
sin fecha precisa, pero probablemente posteriores a la entrada de las tropas de
Franco en Barcelona. No demasiado posteriores porque Branguli falleció en 1945 y como límite temporal de las fotografías
estarían el año de su muerte y por el
otro extremo, 1938 cuando se bombardea el barrio chino y varios edificios quedan
destruidos. En mi opinión, y puedo haberme dejado llevar por mis prejuicios,
pero salvo mejores datos llego a esta conclusión, me parecen posteriores a la
finalización de la guerra en Barcelona. No hay letreros en las paredes que estimulen
el coraje cívico, no se ven apenas militares.
Las fotos de Branguli que comento son la mejor serie que he
visto sobre el barrio chino. La que más información aporta. Se ve el pasaje que
comunica Arc de Cires con Nou de la Rambla. Aparece buena parte de la calle Arc
de Cires llena, como siempre, de gente.
Aparecen las cuatro esquinas y vemos un poco como continua Arc del Teatre hacia el Paral.lel. Podemos ver
la totalidad de la calle del Cid y los destrozos que causaron las bombas. Y el
mercado del Portal de Santa Madrona.
En esta entrada incluyo las fotografías de Arc de Cirés y de las cuatro esquinas. En la siguiente pondré las de la calle del Cid y Portal de Santa Madrona de la serie de Branguli.
Calle Nou de la Rambla con la entrada al pasaje del Arc de Cirés.
Entrada al pasaje del Arc de Cires desde Nou de la Rambla.
De nuevo el pasaje de Arc de Cirés desde Nou de la Rambla
Esta y las tres siguientes son de Arc de Cires. Al fondo el pasaje
que comunica con Nou de la Rambla.
A partir de aquí, las fotografías de las cuatro esquinas. El punto donde Arc del Teatre cruzaba la unión de las calles Arc de Cirés y Migdia.
Los peldaños pegados a la pared de la izquierda son para el
mantenimiento de una fuente que hay en la otra fachada del
edificio y nos sirven de punto de referencia. Los peldaños están
en Arc del Teatre y la fuente en Arc de Cires. La fotografía está
tomada desde Migdia.
Tomada desde Arc del Teatre. A la izquierda se ve la fuente.
Tu apunte, Josep, es importante sobre todo porque enmarca y define una realidad que ignoran muchos barceloneses: el barrio Chino no existe. El Distrito 5º de la posguerra toma el nombre del que fue el auténtico Chino, este de Brangulí que entrando por Arc d'en Cirés desde Nou de la Rambla nos llevaría hasta el límite este con la calle del Portal de Santa Madrona. Después de la conversión del Distrito 5º en Raval, lo que fue el nuevo Chino de Robador, Sant Oleguer (o Tàpies en su extremo sur) es hoy un escenario "típico", casi de pesebre (con sus miserias, claro), alrededor de la Filmoteca.
ResponderEliminarYo estoy en que el Barrio Chino dejó de existir tras la guerra. Aquella unidad urbanistica que quedaba enmarcada por Nou de la Rambla, Paral.lel, Portal de Santa Madrona y las Ramblas, con unas puertas de acceso que eran el Arc de Cirés y el Arc del Teatre que casi le conferían una unidad que estaba a la vez dentro y fuera de la ciudad, era el compendio de todo aquello que la burguesía desdeñaba y temía. No solo la prostitución, también era la sexualidad diferente, la droga que disolvía los lazos de un comportamiento razonable, el anarquismo dispuesto una y otra vez a sacrificar su vida para cambiar al mundo de eje. En algún juicio se comenta que en La Criolla, durante la insurrección anarquista de enero de 1933 se habían reunido más de trescientas personas armadas con la finalidad de asaltar el cuartel militar de Atarazanas. El Barrio Chino para la clase bienpensante de Barcelona era objeto de rechazo y a la vez de deseo. Desapareció con la guerra. Lo que más tarde se llamó Barrio Chino, esa zona alrededor del actual local de la Filmoteca, era el triste mercado de carne humana de la noche interminable del franquismo.
EliminarBuenos dias, teneis fotos de la calle Hospital en esa época? Gracias.
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