lunes, 10 de julio de 2017

Karel Capek en el barrio chino de Barcelona.




En una ocasión, Karel Capek visitó España y escribió unas anotaciones sobre las impresiones de su viaje que más tarde se editaron como libro. En castellano hay una edición de Hiperión del año 1989, con traducción del checo por Jana Stancek y Clara Janés. Viaje a España es su título.

Aunque Capek no indica en ninguna de las partes del libro cuando entra en España y por cuanto tiempo permanece en nuestro pais, el hecho de que durante su estancia en Sevilla se estuviese celebrando la Exposición Iberoamericana de 1929 acota como fechas limite del mismo, al periodo entre el 9 de mayo de 1929 y 30 de junio de 1930; que en Sevilla contemple el regreso de las hermandades rocieras, reduce el arco temporal al intervalo entre finales de mayo/principios de junio de cada uno de los dos años. Y que en su visita a Barcelona no mencione la Exposición Internacional de Barcelona que se había clausurado a mediados de enero de 1930, me lleva a suponer que la opción más probable para el viaje de Capek a España fue durante los meses de mayo y junio de 1930. Con una duraciónde más de dos semanas y menos de un mes.   Es la opción por la que apostaría mi dinero si en las casas de apuestas británicas abrieran una con las distintas posibilidades para la estancia de Capek en España.
 
Si entendemos el relato de Capek como un retrato fidedigno de su viaje donde anota lo que le interesa y en los términos por los que le interesa – lo que es mucho entender, que a saber si era un putero redomado y lo que escribe en el libro forma parte de un contrato editorial para sacar al mercado un libro de viajes para turistas del área centroeuropea. De noche un sátiro desorejado y de día un turista de iglesias - entra en España por Hendaya, atraviesa Castilla, se demora en Madrid donde sobre todo se interesa por el Prado, visita Toledo, se enamora de Sevilla y de las sevillanas, recorre la ciudad, ve una corrida de toros, se divierte en la Exposición Iberoamericana, dibuja lo que ve, y en tren abandona Andalucia y sube por la costa hasta Barcelona.

En Barcelona, Karel Capek es conocido, al menos en los ámbitos culturales. Dos años antes se ha representado su obra R.U.R (Robots Universales Rossum, una distopia futurista que lanza una nueva palabra al mundo, Robot) en el teatro Romea, con traducción de Carles Soldevila, y han sido frecuentes las notas de prensa analizando la obra y al autor.
 
 
 
 
                                                                            La Vanguardia - 28 de enero de 1928.
 
 
 
 
 
                                                                  La Vanguardia - 11 de marzo de 1928


                                                   Arthur Perucho hace la siguiente valoración de Karel en un Mirador del año 1931.



No aparece el viaje de Capek en la prensa, no hay indicaciones de que se supiese de la estancia en Barcelona del autor dramático, no encuentro datos de que se viese con nadie. Quizá no haya más sino que viajó como turista y como turista anotó las cosas que le sorprendieron y admiraron. O hay dos viajes, el que hizo y el que escribió. Escribió sobre el Tibidabo, Montserrat, la Sagrada Familia, un partido de pelota vasca... y el barrio chino y la clase obrera. Apuntes limitados a unas pocas frases. Y a unos pocos dibujos. Son esos dibujos de un bar de camareras del barrio chino y de la imagen de unos obreros amenazantes la razón principal de esta entrada.

En lo que escribe, no aparece un autor que juegue al malditismo como Bataille. La visión del barrio chino es desapasionada y trasluce desagrado. Dice lo siguiente: “y el puerto, sucio y ruidoso como todos los puertos, cercado de una hilera de bares, antros de baile y pequeños teatros que al anochecer emiten música y lazos de seducción, luces de colores, y que ofrece una curiosa población de estibadores, marineros, pordioseros, mujeres alegres, camorristas y ratas de puerto, un embrollo peor que el de Marsella, un agujero más sospechoso que el de Limehouse, el vertedero donde tierra y mar echan su espuma sucia".
 

Dibujo de Karel Capek que ilustra el texto. Un bar de camareras lleno de marineros. No se aparta el ambiente que retrata Capek del que poco más tarde, en 1933, encontraron los marineros de la flota francesa de Toulon desembarcados en Barcelona en el transcurso de unas maniobras por el Mediterráneo.  Cualquiera diría que la señorita de la derecha intenta seducir al marinero usando como arma la intensidad de los efluvios que debe de desprender ese matorral que tiene en el sobaco.

 
 
 
 
 
                                             Esta fotografía y la anterior de la visita de la marinería francesa al barrio chino en 1933.
 
 
 
No deja de reparar Capek en la presencia del movimiento obrero en Barcelona:
 
Y los barrios obreros, donde se ven puños cerrados en los bolsillos y las miradas fanáticas y provocadoras (¡Dios santo, lo de aquí ya no es el puebo despreocupado de Triana; el que asome la nariz verá que huele a chamusquina!). Por la noche, las sombras se trasladan al centro de la ciudad; en los pies llevan “espardillos” y en la cintura fajas rojas; un pitillo encendido pegado al labio y una gorra calada hasta los ojos. Son sólo sombras, pero al mirar atrás resulta que es un grupo. Un grupo de ojos fijos y penetrantes.
                                                                                Dibujo de Capek

[…] Mientras tanto Barcelona brilla con todas sus luces y se divierte casi febrilmente; los teatros empiezan un poco antes de medianoche; a las dos de la madrugada se llenan los bares y las salas de baile; grupos silenciosos, con el ceño fruncido, están inmoviles en las Ramblas y en los paseos, y de pronto, sin hacer ruido, desaparecen a hurtadillas cuando emergen por una esquina los guardias a caballo, igualmente en silencio y con el ceño fruncido, pertrechados de fusiles a punto sobre la silla.
 
                                                                               Dibujo de Capek
 


No hay más. Quedan sus impresiones del Tibidabo, de Montserrat, de la Sagrada Familia, de un partido de pelota vasca en Barcelona, y su regreso a Praga.

2 comentarios:

  1. Eres insuperable Josep, me quedo boqui-abierta al leer tus post.
    Con tu permiso los comparto todos, son únicos, como tú.
    Un fuerte abrazo maestro.

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  2. Siempre me pones muy contento, Mª Trinidad. Beso fuerte

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