Manuel Parés tras el mostrador de su taberna en 1930
En los años de entreguerras del siglo
pasado, una modesta casa de comidas en el entonces distrito V, fue
lugar de encuentro de peñas políticas, literarias, de teatro y
periodistas y, también, de la pequeña delincuencia que destilaba
el barrio.
Casa Parés, ese era su nombre, la
regentaba Manuel Parés i Perez, un tabernero lletraferit, primo
hermano de Andreu Nin; las madres de ambos eran hermanas. La taberna
se encontraba en la calle San Jerónimo. En los años veinte, cuando
alguien quería ponerse al día de la que sucedía en la URSS es
probable que acudiese a Casa Parés. Andreu Nin llevaba viviendo en
la URSS desde principios de los veinte en calidad de adjunto al
secretario general de la Profintern, la Internacional Sindical Roja,
y se carteaba con Manuel Parés.
No pocos disgustos causó a Parés la
relación familiar y de amistad con Nin. En 1922, Parés fue detenido
e incomunicado por habérsele encontrado una carta que Nin le remitió
desde Alemania. La amistad entre los dos primos no se resintió.
Cuando Andreu Nin vuelve a Barcelona, pasa su primera tarde en la
taberna de Parés, donde lo encuentra Bonamusa junto a Puig i
Ferreter, la madre de Nin y las dos hijas que había tenido en la
URSS, Ira y Nora, con Olga Tareeva.
Andreu Nin con Olga Tareeva y sus dos hijas, Ira y Nora.
La taberna de Manuel Parés, de la que
solo encuentro la imagen que hay en la cabecera de esta entrada, era,
siguiendo un texto de Sebastià Gasch que la evoca, un local humilde.
Mesas de mármol , bancos de madera, un mostrador anodino y ningún
detalle estético en las paredes.
Lo que volvía atractivo el lugar era
la personalidad del tabernero y la singularidad de quienes se
recogian en la taberna: Los “evolucionistas”, el grupo de jovenes
que entre finales de la primera guerra mundial y mediados de los años
veinte revolucionó las artes. El gran Amichatis, lleno de cocaina
hasta las orejas. Platón Peig. Actores, Josep Santpere. Músicos,
Jaume Planas y los discos vivientes. Y periodistas, muchos
periodistas, entre ellos Francisco Madrid.
Francis Carco, Mac Orlan, Montherlan,
responsables en buena parte de que la leyenda del barrio chino de
Barcelona se extendiera fuera de nuestras fronteras, conocieron el
sitio.
Durante el franquismo, en la taberna se
reunió una nueva peña. La peña que impulsó Joan Santamaria.
Opisso, Ricard Tassis, Escofet, Marti Barrera, y un larga relación
de personas relacionadas con la intelectualidad catalana volvieron de
nuevo sus ojos al local de Manuel Parés.
Excelente post, y como siempre bien elaborado y meticuloso.
ResponderEliminarmuchas gracias JOSEP, con tu permiso lo comparto es genial.